Maderistica: Carpintería de Autor

Por Jorge Olate y Javiera Naranjo

 

Patricio Ortega estuvo inmerso en su tesis de arquitectura diez años, algo que cuenta con orgullo, y, quizás, sorpresa de sí mismo. Por esta trinchera no criticamos en absoluto su decisión, de hecho, la miramos con buenos ojos y simpatía. También creemos en los tiempos y ritmos propios para pensar, rumiar y procesar las ideas. Si no se busca el éxito, la palmadita en la espalda y la adulación, realmente nadie nos apura para llevar a buen puerto una idea, un proyecto.

En medio de esos años de trabajo intelectual, guiado por el pensamiento de Serge Latouche y su propuesta del decrecimiento, brotó en él y su compañera, Francisca Araya, Maderística. Más que una idea fue una práctica que en el hacer conjunto fue tomando forma. Mientras lo escuchamos relatar apasionadamente sobre los orígenes de Maderística nos encontramos con una subterránea historia de amor. El año 2012 se fueron a vivir juntxs y frente a la necesidad de conseguir muebles para su departamento se embarcaron en la misión de construirlos ellxs mismxs. Ella más entusiasmada que él, fue la que se hizo de la primera herramienta de trabajo: una lijadora, y en la terraza del departamento comenzaron lo que pasaría de un pasatiempo a un proyecto de vida.

Así, construyeron un espacio para crear carpintería de autor, no les interesa la cantidad sino la calidad. Apuestan por el trabajo a baja escala con el fin de resguardar un servicio personalizado y no alienante, acorde a la forma de vida que han elegido. Con el tiempo se sumó al equipo Carlos Aracena, quien estudió Odontología y que ha venido a ocupar el espacio que Francisca dejó en el taller después de retomar su trabajo como veterinaria.

Patricio resulta ser un conversador innato, un buen comunicador. Como bien él dice, su oficio es un proyecto político, y eso se comprueba a minutos de sentarnos a conversar. Un militante del trabajo bien hecho y coherente. Más que de carpintería hablamos de la vida misma, es un hombre inteligente y calculador, no hace nada sin que medie una reflexión profunda en cada acción. Cada gesto tiene una razón la que, como buen arquitecto, construye con cimientos firmes que resguardan su libertad.

Compartimos a continuación solo una parte de la extensa conversación que sostuvimos con él este verano.

¿Qué es Maderística? Si tuvieras que explicárselo a alguien que nunca ha escuchado sobre este proyecto, ¿qué le dirías?

En término simples Maderística es un taller, pero en algún momento yo también me pregunté eso: ¿Es un negocio? ¿Es una tienda? Y después de reflexionar, dije: no po, es un taller, es un taller de diseño y fabricación artesanal de muebles de autor, y es que para crear Maderística no hubo un estudio de mercado, no era que tuviéramos unas lucas y quisiéramos invertir en algo. Partimos, como les contaba, haciendo muebles porque lo encontrábamos entretenido, de hecho, de repente nos hacían pedidos que no nos parecían y ahí cachamos que no queríamos hacer todo lo que nos pidieran. Porque al principio no necesitábamos las lucas, era como un ingreso extra, para trabajar el fin de semana y listo. Entonces desde el comienzo rechazamos muchos trabajos porque no nos llamaban la atención y porque tampoco teníamos el espacio para poder hacer todo lo que nos pidieran.

¿Desde un comienzo?

Sí, comenzamos a acotar porque por ejemplo nuestro balcón/taller era muy angosto por lo que prácticamente solo podíamos hacer repisas. Entonces llegamos a esta idea de la “carpintería de autor” para poder decir “yo hago lo que quiero, señora”. Esto no es una mueblería, no es un servicio público en donde la gente viene a buscar lo que necesita y uno lo tiene que hacer porque sí, por dinero, o porque “el trabajo dignifica” o qué sé yo. No era esa la idea, si no más bien: yo hago esto porque me gusta, tengo ciertas limitantes técnicas, de espacio, y si no me va a quedar bien o no me interesa prefiero no hacerlo.

¿Y por qué le das tanta importancia a la idea de taller en tu relato, qué ves ahí?

La imagen del taller es importante porque el taller es mi tienda, mi oficina, mi todo. Bueno, ahora está un poco desordenado. Pero dentro de todo es un taller decente, bonito y ordenado, ¡y no una cochiná! Nos gusta que el cliente venga y se dé cuenta de que éste es un espacio de trabajo, porque lo que me interesaba es que la gente entienda cuánto cuesta esto, cuánto esfuerzo, quiénes son las personas involucradas, los procesos, las máquinas. Es un universo bastante complejo y por eso los muebles finalmente valen lo que valen.

Y eso tiene que ver con la revaloración del oficio, poner el oficio al frente y no esconderlo, que es la típica actitud, decir: no, un maestro me hace los muebles allá en el sur y yo los vendo aquí con una tienda impecable, súper inmaculada, mientras el maestro trabaja en piso de tierra y quién sabe en qué condiciones. Y ¡no po! Esta es otra cosa, lo contrario: la idea es mostrar dónde y cómo realizamos nuestro trabajo. Y yo soy bien cerrado en eso, no nos vamos a ampliar en volumen, ni vamos a tener quinientos trabajadores, tiene que ser chico, tiene que ser cómodo, tiene que ser a mi escala y a mi manera.

¿En qué momento entra Carlos a Maderística, o han tenido a otras personas trabajando en el taller, o piensan agregar a alguien más?

Este igual ha sido tema. Como te decía, al principio trabajaba con Francisca, luego estuve como un año trabajando solo, hubo un par de amigos que me vinieron a ayudar por un rato, pero se notaba que lo que ellos buscaban al estar ayudándome no era lo mismo mío, no estaban aquí por la misma razón. Por ejemplo, había uno que trabajaba por ganar algunas lucas y me acuerdo que en un momento estaba lijando, y le pregunté: “¿con qué grano estás lijando?” (porque hay muchos granos de lija), y me decía: “no sé”. Y simplemente estaba lijando con el grano que tenía puesta la máquina, ¡el que le tocó! y ¡no po! Hay que saber con qué grano, en qué etapa, entonces no le importaba, porque cree que lijar es pasar la lijadora y no es eso, lijar es que la madera no quede con rallas, tu pega es hacer todo lo necesario para que la madera quede impecable.

Medio autómata el ayudante…

Y sí, y esa es la actitud normal. Porque muchas personas están en lugares donde no se despliegan en todo su potencial. Él es un buen amigo mío, es músico y es seco en lo que hace, pero acá no estaba en su área y entonces no se desplegaba del todo bien. Y eso es un síntoma de todas las personas haciendo trabajos que no les gustan, porque tú vas a que te atiendan en tal o cual lugar y te atienden mal, porque nadie quiere estar ahí haciendo la pega que se le asigna.

¿Y Carlitos cuándo entra?

Ah bueno, pusimos un aviso en Facebook de se busca ayudante – aprendiz, porque además de un ayudante me interesaba poder compartir el método que yo había construido. Porque ya había desarrollado una forma, como no soy carpintero, sino que soy autodidacta, había desarrollado una manera de resolver los problemas desde mi ignorancia. Entonces al final la manera en que yo resolvía las cosas generaba un buen resultado, al margen de cómo realmente se hacía. Entonces yo quería a alguien, una virgen (risas), alguien que no tuviera el prejuicio de un viejo que tiene sus mañas, que no me fuera a decir: llevo cuarenta años haciendo los muebles así, no quería chocar con otro mundo. Y no es que desvalorice otras formas, por supuesto que hay gente que tiene mucha experiencia, pero yo no quería tampoco perder el control de lo que se hacía, porque quería que se hiciera de la manera que había encontrado. Entonces, busqué ayudante – aprendiz, entrevisté a 20 personas que no tenían mucha experiencia, pero tenían ganas de aprender, y Carlitos, es un poco fome la razón, era el único que tenía disponibilidad inmediata. Dentro de todo lo que conversamos me pareció un tipo sensato y que no iba a matar a nadie ni nada, y podía partir al día siguiente, porque él también tiene su historia con su carrera. Pero eso lo pueden conversar con él.

Y bueno, partió y cayó parado, porque somos muy parecidos. Y es que yo siempre digo: acá no somos talentosos, somos metódicos, somos aplicados. No es que hoy día amanecí inspirado y por eso las cosas me salen bien, no. Las cosas las hacemos así, las hacemos todos los días así y el resultado es el mismo. Somos bien cuadraditos, hartas guías y poca muñeca.

Hemos intentado tener un tercer integrante, principalmente por la sobrecarga que tenemos, porque aquí hay que hacer todo: responder los correos, presupuestos, ir a ver a los clientes, diseñar, comprar los materiales, construir el mueble, hacer la instalación y el despacho. Bueno, el despacho es lo único que delegamos, pero a veces también me toca ir con Don Migue en el camión, así que igual es harto trabajo, pero aún no hemos encontrado a nadie.

¿Y por qué piensas que es tan difícil conseguir un compañerx de taller?

Porque igual esto es como una relación, al final a mi compañero de pega lo veo más que a mi señora, vamos a ser amigos, porque es un proyecto personal y, sobre todo, porque al contrario de lo que normalmente se piensa en Chile, la carpintería es una disciplina muy exigente, no es un oficio para los que no les da la cabeza para estudiar una carrera, o simplemente para los que no tiene el dinero para pagarla, ni tampoco una ocupación para los hippies, porque aunque sea un quehacer que haces por gusto y que te apasiona, es también tu trabajo y debes ser profesional, cumplir horarios, plazos, ser eficiente y productivo. Yo siempre cuento esta historia: una vez le hicieron una entrevista al bajista de Rush (Geddy Lee) y le preguntaron cómo podía tocar así y cantar al mismo tiempo, porque canta una línea melódica mientras toca otra. Y dijo: es mi trabajo. ¡Y lógico! ¡Es su trabajo, cómo no va a poder hacerlo bien! Y eso tiene que ver con tu profesionalismo y cómo te tomas todo lo que haces, eso es lo que nos ha costado encontrar porque es un poco el sello de lo que intentamos hacer, esto tiene que ser profesional.

Y también porque los carpinteros en general, vos cachái, son bien ermitaños, o por lo menos yo soy bien ermitaño. Igual he visto a otros talleres que trabajan como en equipo y entre los dos hacen un mueble, uno afirma mientras el otro no sé… Acá no, acá Carlos está haciendo ese mueble y él lo hizo entero, desde que lo cortó hasta que le da el acabado, y cada uno hace un mueble completo. Eso me interesa, que la persona que pudiera entrar hiciera el mueble completo, que lo haga solo y bien.

Además, es más enriquecedor, un loco cortando todo el día se va a cortar, o lo va a empezar a hacer mal o se va a volar la mano, seguro. Pero acá tienes que pasar por todas las etapas, entonces algunos interesados llegaron, pero no funcionaban para el proceso completo del hacer un mueble. Y con Carlitos somos una “pareja estable”, nunca hemos peleado, y al final queremos ser un equipo chico. De hecho, en tema de plata tocamos techo hace rato, hace un par de años que ya no ganamos más, pero ganamos lo suficiente, y eso también es un concepto que tomé del decrecimiento: “tener suficiente”, y es una idea de la que nunca nadie habla, no es tema, acá la codicia es fuerte. ¡El Presidente de la República! ¿cachái?

La enfermedad…

Claro, claro, lo que tiene al mundo como está es la escala de producción, la codicia. Yo siempre digo que Maderística al final es un proyecto político. Es una postura frente a todo lo que pasa, e incluso a la escala de producción. Porque por la demanda que nosotros tenemos (ahora entregamos a tres meses) perdemos como el 90% de los clientes, la gran mayoría de los correos que respondo son finalmente trabajos que rechazo, o porque no me gusta o porque el cliente no acepta mis condiciones, porque no acepta mi plazo. Y entonces lo que haría un mueblista normal sería ampliarse, ampliarse y ampliarse, o subcontratar. Pero eso a nosotros no nos interesa.

 

APRENDIZAJE DEL OFICIO

¿Cómo ha sido tu proceso de aprendizaje de la carpintería?

Tengo experiencia en madera desde la universidad, igual me gustaba harto construcción y me gustaba harto la madera. En la Chile se hace una cuestión que se llama trabajo voluntario, todos los veranos se va a localidades en el sur y se construye, pero no era como otras universidades que hacen mediaguas, donde básicamente clavan paneles y eso es todo. En los trabajos voluntarios de la Chile tú partes desde la fundación, envigado, todo, lo único que se compra son las puertas y ventanas. Yo me metí desde mechón en los trabajos voluntarios, estuve tres años a cargo del área de construcción, diseñé y construí hartas cosas, y ahí fue donde tuve mi principal acercamiento a la madera.

¿Y tú formación de carpintero?

Y mi formación, como muchos: YouTube, libros y taller práctico. Porque en el fondo no sacas nada con ver muchos videos si no haces nada. Nosotros desde un principio nos dedicamos mucho al taller, entonces muchas soluciones las descubres o las vas inventando tú, aunque quizás son un poco obvias, están en el libro tal, en la página tanto, pero como nunca se te cruzó, al final la inventaste tú después de tres años de hacer las cosas mal. Entonces hay mucha autoformación, autoaprendizaje. De hecho, muchos de los tips que les enseñamos a los alumnos son inventos que no los vimos en ningún lado, que surgieron en el proceso de resolver, y eso es lo que me gusta a mí de la carpintería, que tú puedes ir aprendiendo cosas por el simple acto de hacerlo, porque si la mesa cojea está mala, entonces hay algo de la realidad que te dice si estás haciendo las cosas bien o las estás haciendo mal. Si el mueble se desarma está mal, si tú logras que el mueble no cojee y no se desarme, hay algo de verdad en el mueble de la que puedes aprender.

Para mí el aprendizaje se produce mezclando cosas y robando cosas. Por ejemplo, yo tomé el curso de tornería de Jano (Shaku Taller), y tomé el curso de luthería de Antonio Zurita, porque acá en Chile no hay muchos lugares donde aprender oficios relacionados con la madera, entonces he ido a otros oficios más que al del carpintero mueblista, a robar cosas…

A tomar…

Sí po, bueno, a robar en el buen sentido de la palabra, porque hay técnicas que, al desarrollar, por ejemplo, el cuatro venezolano que hice con Zurita, me hizo pensar: ya sé cómo podría aplicar esta técnica en otro caso, como que la creatividad funciona un poco así, extrapolando cosas. Surge algo nuevo cuando, por ejemplo, tomo algo desde la chocolatería y lo mezclo en mueblería. Mi hermano, por ejemplo, es una gran influencia para mí, es chef y tiene su restaurante, y la manera en que él ha llevado y sacado adelante su restaurante, ha sido un gran ejemplo. Maderística es una versión casi calcada de su restaurante, al menos en cuanto a la filosofía, porque en un restaurante de comida china no vas a ir a pedir una parrillada.

Claro, hay una especialización.

Y yo le digo eso mismo a algunos clientes, les digo: hago sólo este tipo de muebles. Entonces creo que la creatividad funciona desde ese lado, si voy a la tornería o voy a la luthería, o tomo de otras áreas, no sé po, de la cocina, puedes llevar eso y transformarlo en conocimiento para la mueblería. El aprendizaje tiene que ver con eso, con una búsqueda un poco más amplia que sólo encerrarse a aprender muebles y nada más.

¿Y el curso que hiciste con Germán Plessl?

Sí, hice un curso con Germán, es un ebanista que estudió en Estados Unidos, trabajó en Berlín y tiene un curso bacán de introducción a la ebanistería o mueblería en Buenos Aires, y en algún momento topé con él y me inscribí y partí. Me salió un ojo de la cara, pero fue una experiencia de aprendizaje brígida.

Es que sólo tomo cursos de gente que admiro, y admiro a poca gente. Soy exigente, y Jano, Zurita y Germán son referentes. Y más que las técnicas, más que la manera en que lo hagan, es el resultado, tienen un resultado profesional, perfecto. Entonces el curso con Germán fue cuático porque fue un salto, es como que te marca el norte, llegué a un taller soñado, con herramientas soñadas, eran millones de pesos en cepillitos de todos los portes, formones y cosas así. Por ejemplo, mi primera experiencia con un cepillo manual, fue con el cepillo Veritas de Germán, afilado por Germán, entonces tú agarras ese cepillo y es espectacular, y desde entonces eso es cepillar para mí. No sé si me cachái, eso es cepillar, eso es afilar, eso es cantear, lo otro es no saber hacerlo, o hacerlo mal, y entonces no podía llegar de esa experiencia y comprarme un Stanley de tres lucas en el Sodimac y afilarlo en el piso.

Y ocuparlo para martillar.

Claro, ¡no se puede! Por eso trato de entender eso, cuáles son los procesos que logran realmente los resultados, no cómo zafar y listo. De hecho, desde entonces el cepillo siguiente que tomé fue el mío, años después, que es Veritas, la misma marca, las mismas piedras para afilar, todo igual, nos gastamos mucha plata, pero tenemos las cosas como corresponde y podemos agarrar una madera y hacerle “guaaaa” (gesto de cepillar la madera), y si quedara mal sé que es completamente culpa mía y no de la herramienta.

Es que no da lo mismo ocupar tal o cual cosa.

Claro, por ahí hay una frase que dice: “qué es lo que hago, es para el cliente, cómo lo hago, es para mí”, porque podría quizás tener el mismo resultado de otra manera, pero la gracia aquí es que estamos escuchando música, estamos con nuestras herramientas y hacemos las cosas bien. Y así nos gusta.

¿Cómo defines entonces tu oficio? ¿Mueblista? ¿Carpintero?

Yo soy carpintero mueblista, ese creo debe ser el concepto acá en Chile. Porque carpintero es amplio, existe el carpintero de obra, y nosotros también ponemos énfasis en eso con los alumnos, la primera imagen que tiene uno del carpintero, y ese es uno de los problemas, es el carpintero de obra, el que con una mano agarra la tabla, con la otra agarra la sierra circular, tira una raya con un lápiz de dos centímetros de ancho y va como campeón cortando derechito. Pero la carpintería mueblista es otra cosa. Por ejemplo, el mueble que nosotros le enseñamos a hacer a los alumnos es un cuadrilátero que tiene una repisa al medio y siempre les hacemos énfasis en que esa repisa que está adentro está justa, si está un milímetro más larga o medio milímetro más larga, la repisa no entra, y si está medio milímetro más corta la repisa se cae, la unión va a estar bien cuando se sostenga por sí misma, y para lograr esa precisión de décimas de milímetros no es llegar y poner la mano y cortar como campeón, y eso es lo que tratamos de compartir. El carpintero mueblista tiene otras técnicas que el carpintero de obra, y son seres humanos distintos, cada uno con su mundo.

 

EL MATERIAL

¿Ustedes trabajan, hasta la fecha, sólo con terciado?

Sí, hasta hace poco solo hacíamos muebles en terciado. Esa decisión es muy similar a la que tengo con el oficio, porque el terciado es un material de primera tratado como de segunda. Que es lo mismo que la carpintería mueblista, que es una pega de primera, no tiene por qué darte vergüenza ser carpintero, y sin embargo muchos lo tratan como de segunda. Y con el terciado pasa un poco lo mismo porque es barato, pero es muy firme, tiene un montón de virtudes, y nosotros siempre lo hemos tratado como un material de primera.

¿Y por qué sientes que el oficio de carpintero está tan denostado?

Creo que el carpintero de oficio tiene una visión negativa de su trabajo, porque no quiere que su hijo se haga carpintero. Nosotros, entre los alumnos, hemos tenido muchos nietos de carpinteros, muchos. Como que la carpintería se saltó una generación, porque el abuelo jamás quiso que su hijo tuviera las condiciones de vida que él tuvo: “muy lindo el trabajo”, “yo amo la madera”, pero no era el tipo de vida que quería para sus hijos, y le quiso dar una profesión. Y ahora el nieto tuvo una profesión, porque el papá era profesional, porque, como quiso el abuelo, fue a la universidad, y tiene un trabajo de mierda y está frustrado, trabaja en un banco de mierda, gana lucas pero quiere hacer cosas con las manos y que tengan sentido, y qué lata que el abuelo se llevó a la tumba todo eso.

Ese es el tema, el carpintero tenía una visión secundaria de lo que él hacía, por lo tanto, no puedo cobrar más, porque lo que yo hago es poquita cosa, yo no hablo bien, o porque yo me visto así y en cambio el cliente viene en un auto. Era una mala auto visión del oficio. Porque mi taller es cochino, porque tengo la Bomba Cuatro y no respondo los plazos y cantinfleo los problemas. Y de todo eso están llenos todos los oficios, porque a mí me toca trabajar con más personas y lo veo en varios gremios.

Volvamos a los materiales. Entiendo que te estás abriendo camino hacia la madera maciza natural, madera madera como se dice. ¿Cómo ha sido ese proceso, del terciado a la madera?

El terciado es un material de construcción, entonces es un salto estructural el que estamos haciendo con respecto a la madera maciza, porque se trata de manera distinta. Son las mismas máquinas, muchas técnicas similares, pero se comporta de manera distinta. El terciado es estable dimensionalmente, no se expande, no se contrae. Para partir en la carpintería es muy buena materia prima, porque puedes empezar con mucha ignorancia y trabajarlo con mucha ignorancia. Por eso el curso que hacemos, que es introductorio, es en terciado, porque si nunca has hecho nada no recomiendo partir por la madera maciza, o no por lo menos quienes le tenemos respeto a la madera maciza. Hay otros que se tiran y qué se yo, pero de nuevo, como la madera maciza está en su estado natural tiene un comportamiento más complejo y hay que trabajarla de manera más cuidadosa. Entonces el proceso, respondiendo a tu pregunta, ha sido largo. Nosotros venimos con ganas de trabajar la madera maciza hace años y empezamos a hacerlo recién este año, 2019.

¿Y por qué nació ese interés?

Porque queríamos ser mejores carpinteros, nada más, porque vamos creciendo y profundizando en el oficio. De alguna manera en el terciado estás acotado más o menos a dos dimensiones, y en la madera maciza puedes diseñar en otra dimensión, ya no tienes esa condicionante de que el canto siempre tiene esta estética. Nosotros la aprovechamos porque no nos gusta tapar los cantos, siempre van así y les sacamos partido, pero la madera maciza tiene otras características, se formonea distinto, no tienes la contrachapa, no tienes el pegamento, entonces es un material mucho más enriquecedor para manejar, es más interesante, por eso nos tiramos a eso. Pero sabiendo la envergadura del desafío y lo ignorantes que somos, llevamos años estudiando el tema, cachando las mañas, cachando las técnicas.

Tenemos un respeto por la madera maciza y se lo intentamos compartir a nuestros alumnos también. Pero no el respeto cliché, de que son árboles, o sea sí, pero el terciado también lo es, ese pobre pino no tiene la culpa de tener la cagá en el sur, entonces igual no lo tiremos a la basura, aprovechémoslo y hagamos un mueble que dure años, si el pobrecito está devastando el sur de Chile, no lo convirtamos en basura: con la cola que te toca a ti de la industrialización haz algo bueno. Pero la madera maciza tiene otras complicaciones, otras complejidades que hay que asumirlas, desde el afilado, tú sabes el set de piedras de afilar, tus formones, tus máquinas y herramientas, para poder vivir de esto. Porque ese es nuestro objetivo, vivir de esto. Y ese es un tema no menor: si yo me demoro diez veces más en hacer un mueble en madera maciza que en terciado, el mueble va a valer diez veces más, y si vale diez veces más posiblemente nadie me lo compre y posiblemente no pueda hacer muebles en madera maciza. Entonces para hacerlos tengo que tener de tal manera implementado el taller para tener un ritmo productivo competitivo conmigo mismo. Para que yo no empiece a ganar menos por querer hacer esto otro, o que mi hija no deje de ir a la sala cuna porque el papá quiso hacer muebles en mañío, ¿cachái?

Yo quiero ser carpintero y vivir de esto, y eso nos obliga con Carlitos a tener otras dinámicas, otras técnicas y a invertir, entonces tuvimos que invertir, nos ganamos dos fondos SERCOTEC Capital Semilla cuando partimos, con el que compramos la primera sierra de banco, la primera fresadora, y qué se yo, y ahora nos ganamos uno un poco mayor y pudimos comprar una canteadora, sierra de huincha, y otras cosas. Porque sin esas máquinas yo considero que no podría mantener el mismo ritmo de producción, entonces esos son años de inversión y de auto capacitación.

HERRAMIENTAS

¿Cuáles son tus máquinas o herramientas preferidas?

Sierra de banco, lógico, y mi favorita hace tiempo es la fresadora, soy carpintero de fresadora. No sé si conocen la fresadora, pero es una herramienta obediente. En general todas son obedientes, hay que aprender a usarlas nada más, pero esta una herramienta de principios del siglo XX, la sierra de banco tiene cientos de años, en cambio la fresadora es muy nueva y dejó la cagá, porque vino a quitarle protagonismo a la sierra de banco, porque es muy versátil, y eso en una máquina, que te sea fácil, que haga exactamente lo que tú quieres que haga y que te sea difícil equivocarte es una tremenda virtud.

¿Y alguna herramienta manual?

Ahora estamos con las herramientas manuales, hasta ahora nosotros hacíamos 240 muebles en un año entre dos personas sin ninguna herramienta manual, o sea, el atornillador, de repente, pero casi todo con máquinas eléctricas. Ahora trabajando con madera maciza hemos incorporado las herramientas manuales, porque te permite trabajar a un nivel de precisión ya de micras, estamos hablando de otra cosa. Y el placer que tú sientes es distinto, porque el placer tiene una porción dentro de tu trabajo. Ahora por fin nos hemos hecho de un set de herramientas manuales, porque como les comentaba antes, no me voy a comprar el Stanley del Homecenter de 20 lucas con una cuchilla mala. Les tengo tanto respeto a las herramientas manuales, que sólo ahora que tengo la plata me puedo comprar las herramientas buenas.

Y pensando en alguien que quiere introducirse en el oficio, ¿qué herramientas tenías cuando vendiste tu primer mueble?

Siempre lo digo. Maderística era una caladora y un atornillador manual.

TRANSMISIÓN DEL CONOCIMIENTO

Háblanos por favor del Instituto Maderístico para el Carpintero del Mañana, ¿cómo nace?

Bueno, mi viejo es profe normalista y él sí que es profe, de hecho, yo creo que más que papá es profe, el loco vino al mundo a ser profesor. Entonces el interés por enseñar siempre ha estado presente, y además, nosotros siempre hemos estado difundiendo por nuestras redes sociales el proceso, no solo el mueble, no solo el objeto en un fondo blanco. Creo que mucha gente que nos sigue por los muebles ha ido enganchando con lo que hay detrás, que se ve entretenido, porque a nosotros nos gusta y creo que se nota que lo hacemos con placer. Y de ahí empezaron los mismos seguidores a preguntar: ¿por qué no me enseñan? ¿no dan clases? Y en enero de 2015 hicimos el primer curso, y surgió de ahí, desde el público que nos pidió compartir esto y nosotros también pensamos que podía ser bueno.

¿Y ese nombre tan maravilloso?

¡Maravilloso! Es una declaración de principios, esta cuestión somos Carlos y yo, es un pequeño taller de carpintería y no va a ser más, pero el nombre es una declaración, nunca vamos a ser formalmente un instituto, porque lo que nos interesa es hacer muebles, la pedagogía me gusta, pero es sólo un complemento, pero igual hay muy buena onda con los alumnos (el curso son sólo ocho horas y a algunos luego los agrego al Facebook, porque ya te hiciste amigos). Y bueno, como Maturana tiene el Instituto Matríztico yo le robé por ahí barsamente el nombre, y lo del carpintero del mañana era como de los mormones (risas), y claro, igual me gusta eso de faltarle el respeto a la formalidad de las instituciones y por qué no transformar mi taller cagón en el “Instituto Maderístico para el Carpintero del Mañana”, y este oficio mal visto en una profesión envidiable.

¿Y en esos mismos estudiantes no aparece alguien que venga a ser aprendiz?

Igual me ha pasado, un poco prejuiciosamente, que el más seco tiene una buena pega y no la va a dejar, y el que me pide pega es el más torpe, pasa eso, el que estuvo todo el curso dando jugo, y le costó mucho, después me pregunta si puede trabajar conmigo, y al loco que yo le digo “déjame tu currículum” tiene su pega y no le interesa. Yo creo que igual necesitas un nivel de profesionalización mental para poder hacer bien la pega, entonces hasta ahora no ha pasado nada.

¿Cómo es el futuro del Instituto Maderístico, piensan seguir haciendo clases?

Sí, todo el rato. Soñamos pasar al nivel dos, hasta ahora llevamos de verdad como 650 alumnos, y todos llevan el nivel uno, el curso introductorio, y nos piden el nivel dos, y no hemos tenido tiempo. La idea es generar un buen proyecto nivel dos, y yo creo que el curso va a ir por ese lado, nivel dos, nivel tres y así. No diría que nivel avanzado, sino que los alumnos vayan creciendo contigo. De todas maneras, yo hace algunos años no me atrevía a hacer un nivel dos, porque no me consideraba lo suficientemente maduro para hacerlo. Por lo mismo siempre le digo a los cabros: tienen que tomar el nivel uno, irse a la casa, comprarse herramientas, hacer cosas y en un año más venir para acá, con preguntas nivel dos, porque o sino van a venir a hacer sólo el repaso.

¿Cuál es el protocolo de admisión para estudiar en el Instituto?

Bueno, tenemos cupos que liberamos cada dos meses, se inscriben mandando un correo a la página web o a través del formulario que está en la página y nosotros les mandamos el programa y las fechas disponibles, y ahí por orden de llegada se van inscribiendo. La demanda da por época, a veces es mucha, liberamos 36 cupos y se van en un día. El curso tiene una pauta, es un proyecto específico, tiene horarios que son o el viernes todo el día o dos sábados en la mañana, cuesta $140.000 con materiales incluidos.

¿Qué impacto ha tenido la enseñanza del oficio en tu vida y en desarrollo de la carpintería?

Yo creo que todos los que enseñamos a esta escala tenemos un privilegio, y es que todos los alumnos quieren estar aquí, no como lo que le pasaba a mi viejo, que es profe de colegio y partió haciendo clases en La Pincoya y es como el Bielsa de la educación, siempre le tocaron los cursos más complicados y los daba vuelta. Pero él estaba trabajando con gente que no quería estar ahí, que quería irse para su casa, entonces por ese lado, la pedagogía es súper brígida y necesitas mucha muñeca. En cambio, la pedagogía que hacemos nosotros es totalmente satisfactoria porque nada más bacán que el estudiante se entusiasme con lo que le enseñas, porque eso te embala y al final no te guardas nada y lo compartes todo. Es un proceso muy enriquecedor en lo personal y nos ha permitido sistematizar nuestro conocimiento, bajarlo y eso nos ha hecho estar conscientes de lo que aprendemos y aprendes más, encuentro que es bacán para los dos lados.

¿Crees que el aprendizaje del oficio ha tenido algún impacto en la relación que tienes con tu cuerpo?

¡Con mi cuerpo! O sea, el oficio es súper corporal, mi lumbago me lo dice, mi rodilla, cuesta que alguien te entienda de qué se trata tu pega, el por qué estás tan raja el día viernes y no quieres ni carretear. Es como si yo trabajara haciendo mudanzas, hay días que te toca subir, bajar, apretar y estás dándole todo el día de manera física. Nosotros además somos ciclistas, entonces hay una relación física con nuestro trabajo todo el rato. La carpintería para nosotros es como ir en la bici pedaleando al lado del auto, claro el del auto no va transpirando, va con aire acondicionado, pero va en el taco, porque todos quieren ir ahí, ¡en el mismo carril! En cambio, nosotros vamos tranquilos, a nuestro ritmo, con nuestro esfuerzo, más lento quizás, más transpirados quizás, pero a nuestro ritmo, sin pasar a llevar a nadie y llegamos piola. Entonces es lo mismo que el taller, por eso al comienzo te hablaba de coherencia, porque es todo el mismo proyecto y no nos pueden sacar de ahí.

¿Crees que tu vida cotidiana ha cambiado desde el momento en que decidiste dedicarte a un oficio?

Todo el rato. Es que yo ahora soy carpintero, es como caer parado, eso yo creo que es lo que pasa con la gente que logra llegar al área que le gusta y lo hace bien, porque quizás yo soy el mejor golfista del universo, pero nunca he agarrado un palo de golf, entonces ¡cómo voy a saber!, te tienes que cruzar en tu vida con ese lugar donde caes parado. Yo creo que la carpintería me permitió cerrar un círculo de insatisfacciones, cuando uno lee sobre el decrecimiento, que el mundo es una mierda, te llenas de toda esa información que a la larga es paralizante, y uno queda pensando y qué voy a hacer, qué se puede hacer, cómo puedo salirme de la máquina, o no caer en ese juego. Para mí esto es la respuesta, entonces me da una plenitud en el actuar, en el hacer, en el pensar y en el decir.

Entonces si me preguntas si me ha cambiado la vida, ¡sí! me ha cambiado, como a cualquier persona que encuentra lo suyo.

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