Andrea Torres de Tipo Móvil: hay que darse el tiempo de querer lo que uno hace

¿Cómo comenzaste con Tipo Móvil?

Tipo Móvil parte de la necesidad del hacer a mano. Estudié en la P. Universidad Católica de Valparaíso donde toda la enseñanza del diseño está enfocada en el oficio y en el hacer desde la observación.

Al terminar de estudiar, me vine a vivir a Santiago, a trabajar en una agencia de publicidad, y me vi de pronto trabajando ocho horas al día sentada frente al computador. Fue terrible, me sentí súper decepcionada porque ese no era el diseño que me habían enseñado.

Ese mismo año, el 2008, comencé a hacer clases en la UNIACC y me asignaron el ramo de Sistemas de Impresión. Preparándome para las clases descubrí todo el movimiento de impresión tipográfica –letterpress en inglés- que estaba resurgiendo en Estados Unidos y Europa, un movimiento que ya llevaba un par de años, pero que en América del Sur era incipiente. Desde ese momento me puse a buscar máquinas de impresión tipográfica en mercado libre y sitios de venta de artículos usados. Durante ese tiempo también estaba haciendo algunos trabajos con una amiga y ex compañera de universidad y le propuse que compráramos una máquina y armáramos algo.

Así partimos, comprando primero la máquina grande, “la negrita”, una prensa de platina de ⅛, a un caballero en La Cisterna. El siguiente paso era encontrar un lugar en donde instalarla, contratar un camión y grúa horquilla para el traslado, porque pesa 900 kg. Nada era muy sencillo, pero lo conseguimos. Partimos de la nada, el caballero al que le compramos la máquina vino un día y, en dos o tres horas, nos enseñó lo básico, el resto ha sido todo ensayo y error, probar y equivocarse, siempre desde la necesidad del hacer.

Luego de tres años seguí sola, me cambié de taller y de ahí en adelante ha sido todo aprendizaje.

¿Es posible encontrar información de máquinas tipográficas antiguas, como la tuya?

Información oficial, no. Pero en este movimiento de resurgimiento del letterpress hay impresores modernos, o print makers, que tienen canales en YouTube o en Instagram en donde van compartiendo información, además hay varias agrupaciones en Facebook, por ejemplo. El movimiento es muy colaborativo y generoso en compartir el conocimiento.

Durante la pandemia, me sumé a la organización del festival United in Isolation, on online letterpress festival, que partió organizado por una persona de Oslo, Noruega ; Roma, Italia y Moscú, Rusia , después se incorporó alguien de London, Inglaterra, de Kingston, USA  y yo, desde Chile, y todos los sábados en la mañana, nos conectábamos con tres talleres alrededor del mundo, donde cada proyecto transmitía desde su taller vacío, con sus máquinas y herramientas. Terminamos la primera temporada en junio del 2020 y en octubre retomamos para partir con la segunda temporada, más ordenada, con alguna temática particular cada vez. La semana pasada partió el primer capítulo, y el tema fue Making types. Transmitieron tres talleres, de personas que hacen tipografías a mano, de madera o de metal, incluso había una persona que hacía tipos de resina (https://instagram.com/dafikuhne), entonces de todo este cruce entre tecnología moderna y tecnología antigua empiezan a surgir un montón de cosas súper interesantes, que hemos podido ir compartiendo, a través de distintos medios.

¿Qué significado tiene el oficio de imprimir para ti?

Para mi el taller es un espacio que me conecta con la calma, una especie de refugio. Venir al taller es una pausa de la vorágine de la ciudad, del computador, de lo rápido, de lo instantáneo, es como un umbral para entrar en un proceso totalmente manual, lento y pausado.

Parte con cortar el papel, luego componer los párrafos con los tipos móviles, entintar la máquina e  imprimir una vez cada color, después sumarle el logo del taller y al final numerar cada copia. Todo lo que produce el taller tiene un proceso lento y sirve para desacelerar y recuperarse.

Yo hago senderismo y esto de imprimir es similar a ir a la montaña, debes preocuparte de respirar y estar atenta al camino, al imprimir pasa similar, haces una pausa del entorno, apagas el teléfono y te concentras en cada copia impresa. A veces tanta conexión me resulta agobiante.

Este resurgimiento del letterpress tiene que ver con eso mismo, con pausar y pensar en el proceso, porque desde la revolución industrial en adelante, todos los avances en imprenta han tendido a disminuir los tiempos de producción para producir más. Por eso este sistema de impresión quedó en desuso, porque era lento. Sin embargo creo que este tema de lo instantáneo es un tema que ha ido aparecido en distintos espacios, ya nos cansamos de eso, ya no queremos más esta vorágine, esto se trata de hacer una pausa para la reflexión y poner límites a la expansión infinita y decir “hasta aquí puedo producir y me voy a ir a las 6 de la tarde a mi casa a tomar once, a estar con mis niños o a leer” y no quedarse trabajando hasta las 10 de la noche o no ser híper productivo. Hay que tomarse el tiempo para hacer las cosas. No meterse en el caudal sin pensar, si no dirigirlo.

¿Qué significado ha tenido tu oficio durante la revuelta y este período de pandemia?

El 18 de octubre fue muy significativo porque era la primera vez que participaba en Impresionante, la feria de arte impreso que se hacía en el MAC del Parque Forestal. Me preparé un mes completo, imprimiendo todos los días, con la ayuda de unas chicas de la Universidad de Chile que estaban haciendo la práctica en el taller. La feria partió el jueves 17 en la tarde, ese día las cosas ya estaban un poco raras. El viernes 18 el museo cerró más temprano, todo era confuso, nos tuvimos que ir y dejar todas nuestras cosas ahí, salimos y nos encontramos con guanacos y lacrimógenas sin entender mucho qué pasaba.

Al día siguiente, nadie sabía como ir a buscar las cosas que estaban en el museo, sobre todos los expositores que venían de otros países, entonces había una sensación de incertidumbre pero luego de eso se activaron un poco las cosas, con más información y el resto de la historia ya la conocemos.

La feria finalmente se pudo hacer en diciembre en el Persa Victor Manuel, una de las frases que resonaban, era “tenemos imprentas y sabemos usarlas”, me gusta mucho, pues la imprenta siempre ha sido una herramienta de comunicación, difusión y democratización. Hoy sobre todo, con nuestras imprentas caseras, más aún.

Fue muy interesante, porque efectivamente quedó demostrado durante todo el estallido social que la gráfica comunica muy democráticamente, que el diseño se puede hacer cargo de eso. Fue muy significativo porque ese valor del diseño estaba un poco perdido y se hizo súper evidente desde entonces.

Entre medio, participamos de una actividad en el subterráneo del GAM, en donde habían varias personas que imprimimos en distintos sistemas, letterpress, risografía, grabado, etc, y se armó una especie de búnker de impresión de afiches para la revuelta. Comenzó a formarse una comunidad muy linda en torno a la impresión para generar material impreso.

En el verano del 2020 estuvimos haciendo material para la marcha del 8M, porque la feria de artes gráficas Kontrabando hizo una versión especial llamada Kontrabanda, en la calle Londres, fue un día increíble. Una semana después llegó la pandemia y cerró todo, nuevamente fue un momento de incertidumbre.

Alcancé a hacer un último taller el 14 de marzo, el 16 se suspendieron las clases y decidí no venir más al taller, me quedé en casa 7 meses, encerrada. Para gran parte de las personas la pandemia significó parar un poco, bajar el ritmo, yo en cambio me metí más en el computador haciendo clases online y trabajando mucho en diseño. Extrañé el taller porque es el espacio que me da una pausa pero por otro lado me sirvió para activar las redes sociales y la página web, sin embargo me faltó mucho el hacer a mano. Ahora, que lo estoy retomando, me vuelve el alma al cuerpo.

¿Podrías contarnos cómo es tu proceso de trabajo?

Ahora estamos haciendo una serie de láminas con dibujos de flores acompañados de textos de la canción La Jardinera de Violeta Parra. Esta lámina la creamos para el Encuentro Local del 2016 y ahora decidimos hacer una nueva versión, un poco más grande, con todas flores juntas y algunos versos de la canción.

Para hacer esto, primero se hacen los clichés a partir de una ilustración; esta se vectoriza en el computador y luego se manda a hacer el cliché, que es un fotograbado en zinc, este método también se usaba en las imprentas antiguas.

Luego se mezcla el color, a mano, con esta tinta se entinta el plato o platina de la máquina, cuando ya está parejo el color, se monta el cliché en la rama y se pone en la máquina, esta es la matriz que se imprimirá; los rodillos, al pasar por el plato toman la tinta y cuando bajan, entintan la matriz. En la parte del frente de la máquina, la que se abre: la cama, se pone el papel a imprimir. Al subir los rodillos, la matriz se encuentra con la cama y se produce la impresión. Este proceso también se puede hacer con la máquina sin tinta para hacer solo el cuño en el papel.

En el caso del texto, que se compone con tipos móviles, lo imprimimos en otra máquina más chica. Se hace la composición del párrafo letra por letra una al lado de la otra, hasta formar la palabra o frase que acompañará la impresión de la flor que ya hicimos. Luego le agregamos el logo de Tipo Móvil y las numeramos. En esta lámina usamos 3 máquinas en total. Todas funcionan con el mismo sistema de impresión, en distintos formatos.

¿Cuáles son tus principales herramientas de trabajo?

La máquina tipográfica y los tipos móviles, si bien ahora existe la posibilidad de mandar a hacer un cliché completo con el diseño listo, logos, texto o cualquier otra cosa que la gente quiera agregar a su diseño, los tipos móviles son la esencia de este sistema de impresión. A veces no todos están en buen estado y algunos se imprimen bien, otros no tanto, pero en el caso de las láminas que hacemos en el taller, que son más artísticas, no me preocupa que se vean perfectas porque tienen otro valor, el de notar que están hechas a partir de algo que no es nuevo y que tiene un proceso manual. Aquí es cuando enaltecemos al error, como visibilizar el paso del tiempo, como una cicatriz.

Cada parte del proceso tiene sus herramientas y todo lo que está en el taller tiene una función.

De todas las palabras y conceptos que rodean a tu oficio ¿Cuál es tu favorita y por qué?

El “proceso”, el tiempo del proceso, la pausa y la lentitud del proceso. Hoy en día, por ejemplo, si a un niño le dices “imprimir” piensan en un click y algo que sale de manera instantánea.

Con el letterpress pasa mucho que cuando alguien ve una lámina impresa, es decir ve solamente el resultado final, no se entiende todo el trabajo que hay detrás, a menos que seas parte del proceso o lo hayas visto alguna vez. En el caso de este sistema de impresión es súper importante conocer cómo se hace, para realmente asignarle el valor que tiene y que la lentitud del proceso es lo que lo enriquece.

También el “asumir el error” porque al trabajar letra por letra es fácil equivocarse de palabra, se compone con las letras reflejadas, que además se ponen al revés y hay veces en que no te das cuenta del error hasta que tienes la serie completa impresa y se arruinó, pero en ese caso el arruinar no lo es tanto, entiendo el error como parte de la belleza del proceso, no como algo negativo.

¿Podrías recomendar algún libro, documental o alguna fuente de información que te guste para las personas interesadas en letterpress?

La comunidad Ladies of letterpress, tiene un libro del mismo nombre que es muy bonito. Lo pueden ver en la página web de la comunidad:

https://ladiesofletterpress.com/shop/ladies-letterpress-book/

También recomiendo el festival que comenté anteriormente, United in isolation, porque se generó un archivo muy interesante que quedó en el Facebook del festival En la primera temporada mostraron sus talleres alrededor de 30 personas, letterpress printers de distintas partes del mundo y cada uno mostró alguna cosa particular que tuviese, algunos tenían tesoros impresionantes, tipos o máquinas súper antiguas.

La segunda temporada tiene temas específicos y cada taller estará mostrando sus propios procesos, lo que es muy valioso porque, por ejemplo, como yo no tuve un profesor de letterpress que me enseñara, inventé mi propio proceso, pero quizás no es la forma correcta y puede haber alguien que tenga el proceso más optimizado. Pueden ver toda la información en el Facebook del festival: https://www.facebook.com/onlineletterpressfestival/

Te gustaría agregar alguna reflexión o idea final…

Creo que mi principal reflexión es que hay que desacelerarse, hay que darse el tiempo de querer lo que uno hace. Yo creo que en esto hay una cuota importante de romanticismo y poesía, pero de la que hace bien. Personalmente hago esto porque siento que es un oficio muy lindo que no puede perderse.

A veces me llaman para ofrecerme máquinas o material de imprentas antiguas, y aunque ya no tengo más espacio en mi taller las compro igual, saco la plata de alguna parte y les hago espacio o me ofrecen cajas con tipos, que si no las compro las derriten y venden el plomo como plomos de pesca, entonces se me parte el corazón y las compro igual. Las letras de madera las hicieron leña hace años. Las máquinas las rompen y las venden por fierro, entonces ¿cómo voy a dejar que se pierdan? Mi sueño es tener un museo de la imprenta algún día, uno donde la gente pueda venir u usar las máquinas y crear!

Nos dimos cuenta en el festival United in Isolation de que es un sentimiento súper común entre quienes hacemos esto, es increíble que hay alguien en Rusia o en Noruega, que tiene este mismo sentimiento, el sentir de “¿qué hago aquí, gastando mi plata y mi tiempo en algo que no tiene ningún propósito comercial? Claro, lo hago porque lo amo!”, creo que eso también tiene que ver con replantearse el “hacer”.

Hay un libro muy interesante que se llama “La utilidad de lo inútil”, en donde Nuccio Ordine, el autor, filósofo y profesor Italiano, cuenta que cuando le pregunta a sus estudiantes de secundaria qué quieren estudiar la respuesta es “en lo que pueda trabajar” o “lo que me dé dinero”, entonces reflexiona cómo hoy en día en los estudiantes, la necesidad no es el aprendizaje o el amor por aprender sino la plata, el utilitarismo, tenemos metido en la cabeza el negocio, pero debemos sacudirnos un poco de ese pensamiento, sacárnoslo, para empezar a valorar las cosas porque me hacen bien a mi y al resto, y con eso es suficiente, no es necesario hacerse millonario. En mi caso, con poder seguir manteniendo este taller, para mi es suficiente.

Otro tema que me da vueltas, es el volver a pensar en la colaboración como una parte fundamental de los procesos creativos. Este movimiento no es una alegoría a la antigüedad ni tiene la intención de que volvamos a la Edad Media o seamos recolectores de nuevo, si no la de no irnos al otro extremo. Creo que las cosas son circulares y podemos apreciar de nuevo el trabajo colaborativo, no hay que pensar que la única ganancia es la económica sino que hay otras que tienen que ver con sentirse bien, con hacer algo que a uno le gusta, estar contento, levantarse con energía en la mañana porque sé que voy a ir al taller, eso es algo que he aprendido aquí y creo que es bueno compartirlo.

Para conocer más sobre el trabajo de Andrea en Tipo Móvil pueden visitar su página web: www.tipomovil.cl

Fotografías de Pablo Fabres

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